UN MUNDO IDEAL

He tenido varias fases en mi vida. La del borrego de siempre despreocupado de la política, aunque algo sensibilizado con lo que me rodeaba. Otra fase fue tras despertar y tratar de entender que pasaba. Otra la de transmitir lo aprendido. Otra de ilusión al coincidir con la ebullición del 15M. Otra la de contemplar el paso del tiempo y su realidad aplastante. Y la última en la que estoy. He estudiado algo de historia y reflexionado sobre el comportamiento humano. Esto que estamos viviendo se ha vivido innumerables veces. Se trata de poder, que en distintas épocas de la historia y en ciertas naciones, el pueblo lo ha adquirido y convertido en revolución. ¿Qué queda de ello? Los niveles de pobreza y riqueza vuelven a ocupar su puesto con el paso del tiempo, entre otros factores porque con dinero se compra la conciencia política, pero también porque las penurias que pasaron los revolucionarios no las pasan las nuevas generaciones, y si no hay educación política ni desarrollo de la conciencia, esas nuevas generaciones se aburguesan, tienden a olvidar, y los niveles de penurias van instalándose en sus posiciones de nuevo.

Por lo que no solo se compra a la clase política dirigente, ya que el ciudadano de a pie, incluyendo gente que se considera de izquierdas, acepta de muy buen grado este tipo de sociedad, siempre que disponga de moneda de cambio suficiente para satisfacer las necesidades que la misma sociedad le crea. No se puede intentar cambiar este mundo mientras sigamos encontrando natural que un deportista gane lo que gana, porque acabamos encontrando natural que una mujer de 60 años siga limpiando escaleras mientras sus hijos y nietos están parados. O que la clase política con esos tremendos sueldos se hayan convertido en los nuevos marqueses. O que uno de los protagonistas de Salvame gane mas que un médico. Si aceptamos cositas como estas pues no esperemos construir algo justo, y como es natural, lo injusto puede tocarnos de lleno.

La mayoría de las personas que acudieron a las manifestaciones del 15M no pedían un mundo nuevo donde restablecer la cordura, querían recuperar el inestable mundo que perdieron para seguir recorriendolo a lo loco. He encontrado gente de los denominados mas a la izquierda de la izquierda que no aceptan que un barrendero y un abogado ganen lo mismo, que todos tengamos derecho a disfrutar por igual de los bienes y servicios que una nación pueda generar, y que en esta sociedad se compra con dinero. Cuestión demasiado amplia, la del dinero, para exponer en tan pocas líneas. Pero es la base de lo podrido que está todo. Por ello estoy inmerso desde hace bastante tiempo en una época en la que aspiro, no a transformar toda una región, país o mundo porque aparte de que encuentro entre las personas muy variados conceptos políticos, también mucha ambición, ignorancia y un exceso tremendo de superioridad que queda reflejado en la idea de que no todos tenemos por que tener la misma calidad de vida. Mis aspiraciones en estos momentos las considero mas realistas y ambiciono encontrar un grupo con ideas similares en cuestiones de reparto de trabajo y riqueza, y ayudar a construir algo pequeño pero fuerte y justo.

Estudiando el comportamiento humano no se puede esperar a que surja de las urnas la transformación de toda una región, y mucho menos de todo un país. La democracia no será una herramienta en beneficio de la mayoría mientras haya ciudadanos con tanta ignorancia política y con tan poca sensibilización hacia los demás. Solo tenemos que observar las últimas decisiones electorales y la panda de gobernantes que se han elegido. Por ello, los partidos políticos, organizaciones o sindicatos, no sólo como fuerza política, también como económica, deben dejar de interpretar o idealizar el mundo en el que creen y comenzar a construirlo ya.

Última modificación de esta página: 20/11/16
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